¿Nos merecemos esto?
Este nuestro es un pueblo baqueteado por mil hambres y desgracias, suspicaz ante cualquier abuso, pícaro por sabiduría y necesidad, héroe a veces, canalla tantas o mas, pero nunca estúpido. O así lo parecía ser.
Su clase dirigente, en general, sí ha sido impresentable y de difícil identificación con su homologa ultrapirinaica. Y ahora ya de forma angustiosa. Unos y otros.
La derecha que por la máxima razón de quien considera expropiado injustamente algo naturalmente suyo reclama con total desfachatez el poder perdido, y la izquierda -¿pero lo que tenemos es izquierda?- a la que antes por disponer de una aceptable intelectualidad se la creía a salvo de la ramplonería y la estupidez, pero que ahora hace insoportable exhibición de ambas.
No, no hay justificación posible para lo que esta ciudadanía está padeciendo por cuenta de unos arribistas, los que están, y de unos depredadores, los que quieren volver.
¿Es justificable el papelón internacional con lo de Kosovo, primero no aceptando su independencia, y seguidamente abandonando la misión aceptada en el marco internacional?.
¿Pueden admitirse las declaraciones del electo presidente de la Xunta de Galicia (PP) afirmando que quien tiene que ser presidente en una comunidad es quien obtiene mas votos, y simultáneamente se estuviera compadreando una coalición antinatura en Euskadi entre PSOE y PP?.
¿Qué confianza puede haber en unos políticos (PSOE) que en Euskadi van a adoptar un modelo lingüistico distinto y contrapuesto al modelo catalán de inmersión que unos días antes han votado en el parlamento de Bruselas?.
¿Puede hacerse como el Presidente de Murcia, que ha ofrecido “asilo lingüistico” a los médicos que pese a haberles sido dados tres años de moratoria en conocer lo básico del catalán de les Il.les se niegan a prenderlo y obligan a que si un enfermo se quiere expresar en su idioma haya que reclamar un interprete, insisto, en su tierra y la de sus padres?.
¿Cómo calificar a una administración –cualquiera, central o autonómica- que prima un idioma extranjero en detrimento del propio, común o privativo de cualquier territorio?
¿Es medianamente presentable una sociedad con instituciones políticas que persiguen u obstaculizan la práctica en cualquier ámbito y actividad, pero que permiten que calles, barrios o municipios enteros estén rotulados en otro idioma extraño a cualquiera de los oficiales del Estado o de las autonomías?
¿Son creíbles quienes predican el desarme y al mismo tiempo mantienen una industria armamentista con exportación a naciones del tercer mundo, o a otras con agresividad demostrada?.
¿Es de confianza un partido como el PP que predica la honestidad y que con sus imputados por la justicia no cumple su propio código ético, con Fabra entre otros?
¿A quienes creen dirigirse Cospedal o Pepe Blanco –cuando era el vocero socialista- cuando nos quieren hacer ver lo contrario de lo que vemos?.
¿Es lejanamente aceptable que no se logre un pacto de Estado entre los dos partidos alternantes para hacer frente a la crisis económica siendo los dos de filosofía, adscripción y praxis neoliberal?.
¿Es admisible el sistemático soterramiento y ocultación a la opinión pública de “chanchullos”, mangoneos y navajazos internos, pugnas por el poder incluidos, con espionajes probados, de quienes acusan de lo mismo al oponente político?
¿En que país democrático fundamentado en la consagrada división de poderes puede contemplarse una administración de justicia politizada en su organización interna, y desprestigiada por la ignorancia de sus resoluciones y desprecio a su cumplimiento, una justicia minada por superiores intereses políticos y por las ambiciones personales de algunos de sus teóricamente independientes funcionarios?.
¿Puede exigirse una Justicia eficaz, cuando no hay dotación de jueces proporcional ni a población ni a asuntos, y que desde siempre –gobierne quien gobierne- es despreciada al no dotarla de los mas elementales medios de que disfruta cualquier empresa, por modesta que sea?.
¿Cuál puede ser el calificativo para quienes tras el total hundimiento de una economía basada en el ladrillo como fundamental motor, están pensando en volver a él cuando se produzca la hipotética recuperación?
¿Qué futuro espera a un país en que sistemática y sucesivamente se utiliza la reforma educativa como propuesta estratégica de una ideología, la que sea, y no como medio fundamental para asentar solidamente una sociedad?
¿Es culta, tiene algún futuro un país con el mayor fracaso escolar de todos los miembros de UE?
¿Es reconocible como país coherente uno como el nuestro en el que hasta en la capacidad concerniente a la mayoría de edad se producen incongruencias y contradicciones incluso por el propio legislador?.
¿Puede ser creíble un país cuyos dirigentes en tiempo de profunda crisis económica proponen con carácter prioritario medidas que conturban creencias o afectan a conceptos morales privados?
¿En que país democrático y en el ámbito “occidental” con dirigentes de exigible credibilidad, no reduce el gasto público y sí congela, limita o directamente reduce el dedicado a sanidad o enseñanza?.
Una sociedad cuyos gestores políticos, de antes y de ahora, en demasiados casos avalan que la corrupción acabe reconocida por muchos como motor económico para la colectividad y como ejemplo para alcanzar la prosperidad personal.
¿Somos merecedores de todo esto?. Tal vez sí, en cuyo caso pertenecemos a una sociedad enferma.
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