lunes, 20 de abril de 2009

EL FEDERAL Nº 34 ABRIL 2009-EUROPEOS, NO ESCLAVOS

En un mes, y según el mecanismo de renovación parlamentaria, nos enfrentaremos al reto de elegir nuevos representantes en el parlamento europeo. Se trata de dar sentido al democratismo que deberá inspirar a la siempre retrasada “constitución europea”, un democratismo que al menos teóricamente esta presente en un sistema de corte confederal imperfecto nacido tras la segunda guerra mundial mediante el tratado de Roma con el único objeto de que los países afectados mas directamente pudieran reconstruirse en lo económico, principio de total reconstrucción, y que si al principio respondía al comprensible titular del “carbón y el acero”, pronto tomaría conciencia política, ampliaría el número de sus miembros y se transformaría en este fenómeno, imperfecto por donde se le mire que, por ahora, se hace llamar Unión Europea.
Naturalmente, nuestro país no estuvo en Roma y solo fue admitido en el “club” muchos años después, tras el trágala de la incorporación a la OTAN.
¿En que condiciones entramos en el tan deseado espacio europeo?, ¿qué queríamos?, y –fundamental- ¿qué ofrecíamos?. En cuanto a ofrecer a una Europa ya desarrollada, prácticamente nada, salvo servicios, y respecto a “querer”, pues todo.
En lo económico teníamos una industria subsidiaria y, a lo sumo, con productos de segundo rango –muebles, calzado- para exportar, y una agricultura que podía ser competitiva pero estaba mal comercializada. Ello al margen de una regular ganadería y una buena flota pesquera. A lo sumo podíamos aspirar a tener una presencia media entre los países del vientre de Europa ya o recién integrados, Italia, Portugal…, porque Francia se escapaba de tal ubicación. Poco a ofrecer por nuestra parte.
Y mas que querer deberíamos utilizar el “qué necesitábamos”: todo. Especialmente infraestructuras, que nadie puede dudar que se han conseguido y con una magnifica red de autovías y otra muy mejorada ferroviaria. A cambio, el coste ha sido muy gravoso: importante desmantelamiento de la flota pesquera, reducción de la ganadería y de determinados cultivos que sí eran competitivos (olivos, vides…), con perjuicios agravados a consecuencia de tratados comerciales normales o preferenciales de la UE con terceros países (Marruecos, por ejemplo), respecto a naranjas y otros productos hortofruticolas con mercados en reciprocidad o por intereses geoestratégicos, políticos y militares incluso extracomunitarios pero vinculados a la Alianza Atlántica, primando, además, a determinadas potencias ya consolidadas de nuestro mismo espacio comunitario.
Se ha perdido la ocasión para haber transformado a este país agrícola en industrializado, y se ha pasado de “huerta de Europa” a destino de turismo barato o a geriátrico, ambas actividades claramente de servicios poco rentables o incluso –el de los ancianos- hasta onerosas.
Aunque anunciada por detectada y presagiada, tal artificio ha quedado al descubierto con la crisis que ahora padecemos. Un país como este nuestro que, a diferencia de otro similar como Italia, carece de una industria sólida y diversificada, competitiva y puntera en diversos sectores –no solo el automovilístico, también el de diseño y el alimentario de ese otro país igualmente mediterráneo- y que ha basado su gran despegue económico en una exclusiva actividad, el ladrillo, de cuyas posibilidades depende un gigantesco entramado de industrias complementarias y subsidiarias. Naturalmente, al producirse el hundimiento crediticio las consecuencias han sido las peores que en el resto de los países comunitarios consolidados. Un dato de referencia, el paro en España supera el 17%, mientras que la media europea no alcanza el 9%, siendo pues este país el mas hundido, con diferencia, en tal aspecto tan indiciario y dramático.
¿Dónde quedan los triunfalismos de este gobierno hace tan solo año y medio, o la chulería, vergonzosa por patética, de Aznar que reclamaba la entrada en el G-8 por ser España una de las ocho potencias económicas mundiales?. Por caridad de Francia nos han dejado pertenecer al G-20 donde Argentina, entre otros, está de pleno derecho
Esta es la triste realidad.
Hay que “reentrar” en Europa pero siendo conscientes de lo que somos, representamos y podemos exigir. Sin risibles espectáculos como el que hace un año protagonizó el eurodiputado del PP Vidal-Quadras votando en contra de que el castellano fuera una de las lenguas oficiales de la UE, o como los representantes del PSOE en la cámara europea exigiendo que el catalán, el euskara y el galego sean idiomas a utilizar oficialmente en ese parlamento mientras que en el español está vetada su utilización. Si no mantenemos una digna coherencia, asentada en la realidad de nuestras posibilidades, poco podremos lograr, y seguiremos estando a disposición de quienes sí mantienen unos objetivos y los cumplen en base a controlar unas instituciones comunitarias mediante la certeza de su capacidad económica bien planificada y administrada mediante “patrióticos”, coherentes y cohesionados objetivos políticos.
Solo nos queda el camino de la rectificación. El hundimiento de nuestra economía debería llevar consigo el cambio de hábitos económicos. Es necesario fomentar el I + D ahora que con la desaceleración casi rozaremos el año 0 del desarrollo, propiciando un entramado social de sólida formación técnica que haga posible una economía diversificada en lo industrial y comercialmente competitiva, abandonando en buena parte la fácil e infamante de los servicios y el ocio, tan vinculados e interdependientes con la especulación inmobiliaria. Aunque no somos muy optimistas; recientemente hemos leído que los actuales responsables políticos valencianos están con la esperanza de “pronto poder relanzar los planes inmobiliarios ahora paralizados”.
Una economía fuerte no se reduce a la industria. Está también la agricultura, la ganadería, la pesca y ¿por qué no?, el turismo y la construcción. Respecto a los tres primeros habría que exigir una regulación mas justa que contemplara producción en relación con demanda, adecuando precios standard para todos los mercados comunitarios –estamos contemplando ahora mismo el escándalo de la ruina de la industria lechera por la competencia de la francesa-, y priorizando la producción agrícola comunitaria respecto a la de terceros países mas competitivos por costos de producción mas bajos en base a salarios inaceptables.
Pero todo radicaría, respecto a este país, en la profunda rectificación apuntada, en que se pueda mantener una actitud firme respaldada por una economía seria, una economía fuerte –aunque no fuese espectacular- que constituyera el mejor aval para tener peso especifico en Europa, en Europa y en todos los foros internacionales en los que aspira sentarse cualquier gobierno. Una economía que no esté al servicio del capitalismo propio y que tampoco nos haga sentirnos europeos de segunda, despreciados, oprimidos e ignorados.
En definitiva, nuestra aspiración es cambiar de status. Que en la UE pasemos de ser socios y ciudadanos de segunda clase sin peso especifico y a disposición de los demás -no es exagerado el calificativo de “esclavos”, precisamente por esa dependencia y espera en la magnanimidad de cualquier amo- a auténticos “europeos” independientes, respetados y con capacidad de exigencia. Un cambio que ha de empezar por nuestra sociedad, pero que también ha de hacerse en una Europa necesaria, aunque no la que ahora tenemos.
No solo los estudiantes de un continente que se considera libre se han de rebelar contra el injusto y capitalista hipotecador de su futuro, de un discrimnador “plan Bolonia”, sino también nosotros, ciudadanos de un país en crisis de autoestima y de proyecto de futuro. Es por eso la ilustración escogida: un joven arrodillado ante una muralla con fuerza avasalladora y al servicio de una sociedad capitalista. Ese joven con tal gesto resume la opresión y la injusticia de una Europa Neoliberal contra la que hay que rebelarse mediante la lucha y la resistencia, pero también con la construcción de una nueva oferta social y económica, distinta, mas racional y por ello mas fuerte que no esté en las mismas manos que nos han llevado a la catástrofe y que ahora pretende que sean solo los trabajadores quienes con paro, hambre y sufrimiento saquen precisamente a los culpables del desastre del abismo en el que han caído.
Ese joven arrodillado, pero haciendo frente a la represión de quienes lo explotan…, alguien que aparece impotente y sometido a la razón de la sinrazón. Alguien esclavizado por el sistema que hemos de combatir. Alguien que es todos nosotros.
Mas que nunca se precisa la participación en la convocatoria europea, la participación de quienes aún no están representados en Europa, pero si trabajan y son explotados en ella.

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