martes, 21 de abril de 2009

Crónica desde Aragón

Los carlistas recuerdan a sus 300 correligionarios muertos
Todos los años el Ayuntamiento de Zaragoza patrocina la “celebración” de la muerte, a manos del Ejercito y de las Milicias Nacionales, de voluntarios carlistas en la iglesia de San Pablo
(Resumen de la entrevista a José Mª Angulo en el ´Heraldo de Aragón´ el 5 de marzo)
¿Por qué la esquela para recordar a los 300 muertos?
Siempre ha sido un deseo de los carlistas que se deje de celebrar cualquier acontecimiento que recuerde una guerra civil, como ocurre con el 18 de julio.
Su interpretación de la historia.
La toma de la ciudad por 2.880 infantes y 300 jinetes al mando del general Cabañero. Cogieron desprevenida a la guarnición liberal, muchísimo mas numerosa, y mejor pertrechada.
La historia oficial y la suya.
La oficial es que todo el pueblo de Zaragoza se levantó contra los carlistas. No es así. Parte de los zaragozanos, fundamentalmente agricultores, abrieron las puertas.
Dios, patria, fueros, rey, curas trabucaires y reaccionarios…
Hay tres líneas fundamentales. Unos son los más reaccionarios, defensores del más antiguo régimen. Otros, los tradicionalistas, mas moderados. Por último, un sector el más popular tanto en el País Vasco, Cataluña y el Bajo Aragón, que son los foralistas y defensores de las propiedades comunales, propiedad de la Iglesia, pero administradas, en general, por todo el pueblo. Cuando la desamortización de Mendizabal, estas tierras pasan a ser propiedad de unos pocos. Los más necesitados se quedan sin sustento. Este fue el motivo, fundamental de la ideología carlista, junto con la defensa de las libertades forales.
De haber vencido el carlismo, ¿Aragón tendría un régimen similar al del País Vasco o Navarra?
Se habría podido haber construido un reino de reinos, en los que las legislaciones propias de cada sitio –algunas tan progresistas como las aragonesas-, con la consiguiente evolución, hubiera desembocado en una democrática.
Dígame las diferencias con respecto a los derechos ciudadanos, entre liberalismo y carlismo.
El liberalismo parte de una filosofía jacobina individualista de la Revolución francesa. El carlismo parte del humanismo cristiano donde las libertades eran contempladas desde el espíritu colectivo.
¿De que viene lo de ser carlista?
Viene desde mi tatarabuelo. Mi bisabuelo, José María de Santa Pau y Arévalo, fue alcalde Calanda. Pero me metí en el carlismo por una transformación personal. En 1976, era la única alternativa de izquierdas que me convencía.
Pero el carlismo se identificaba con la derecha y el franquismo.
En la Republica y primer franquismo fueron muy integristas, por el hecho religioso.
Y en 1977 usted se apunta a los carlistas socialistas, autogestionarios y federalistas. Menudo disgusto para la familia.
Mi padre había fallecido. Habría discutido con él y nos hubiera costado llegar a un entendimiento político.
¿Qué hace un día como hoy?
Hasta hace unos años ibamos a misa a la iglesia de San Pablo. Nos reuníamos y repartiamos pasquines. Intentábamos hacer entender a la gente el sinsentido de la celebración. Dejamos de juntarnos porque poco podíamos hacer.
Quien instauró la fiesta fue un tío suyo, el alcalde Sáinz de Varanda.
Me llevaba muy bien con él y le admiro en muchas cosas. Pero todos los Sáinz de Varanda somos muy cabezudos. Discutíamos mucho. Decía que era una fiesta que se celebraba antes del franquismo y que no nos teníamos que acordar del pasado. Yo le respondía que mejor una fiesta que fuera símbolo de todo el pueblo unido, como Los Sitios de Zaragoza.

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