viernes, 25 de julio de 2008

EMILIO HERRERA

Reproducimos una necrológica publicada por el diario El País el pasado día 16 de abril en recuerdo al carlista Emilio Herrera Alonso –es lo que jamás dejó de ser, como pidió que se hiciera constar en su esquela- y que ya desde niño, siendo jaimista como toda su familia, no negó ante nadie. A Emilio Herrera Alonso su nunca tan siquiera disimulado carlismo le acarreó mas de un “castillo” (eufemismo militar que significa prisión). Su valor nunca fue supuesto, sino reconocido. Así, cuando siendo jefe de la unidad SAR y de los “apagafuegos” era él quien hacía la primera descubierta de reconocimiento con verdadero riesgo de su vida.

Persona de gran inteligencia, disponía de su manifestación mas inequívoca que es el humor y la ironía, de ahí lo que de su carácter anota el autor de la necrológica. Fue, tanto por su cultura como por su compromiso político, una rara excepción en aquél adocenado ejército franquista. ¡Un militar que en pleno franquismo se atrevía a decir que era “demócrata” y leal a la dinastía legitima!

Tampoco disimuló jamás esa su muy concretada lealtad legitimista. Cuando en 1974 publicó el ya clásico Mil días de fuego del Tercio de Navarra (que, por cierto, presentó en el circulo carlista de Limón, en Madrid) así lo declaraba, y hace tres años, en su reedición, alteró algunas partes de su obra, pero siguió con igual declaración que en su día hacía al rey Don Javier.

No se menciona, en igual necrológica, que fue Presidente del Instituto de Estudios Cántabros. Tampoco que fue homenajeado hace años por el Partido Carlista de Madrid. Ni que poco después de la reedición de su obra de los “Mil días…”, fue investido Caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita, algo que acogió como culminación de toda una vida de carlismo ejemplar. Fue, efectivamente, eso: un Caballero carlista, de los que honran a la Causa. Y también a quienes nos distinguió con su amistad.


“A finales de los revueltos años sesenta, los estudiantes de Ciencias Políticas, de la promoción 1968, Isabel Villalonga, Mercedes Cabrera, R. Fraguas, J. A. Pagan, etcétera, tuvieron un divertido compañero “cuarentón” cuya ideología antifranquísta era un tanto peculiar. Se trataba de un antiguo “carlista” que quería una monarquía representativa y democrática, pero de esta rama casi extinguida. Estaba escribiendo un libro sobre la marcha del general Gómez sobre Madrid en la primera guerra carlista, pero, finalmente, publicó “Mil días de fuego del Tercio de Navarra” (1974).

Emilio Herrera Alonso, fallecido el 28 de Febrero, nació en Santander el 31 de octubre de 1920, estudió el bachillerato en Curia (Portugal). Con 16 años, ingresó en el Tercio de Navarra y se vio envuelto en la vorágine de la Guerra Civil, siendo herido en Teruel. En 1940, reorientó su vida ingresando en Aviación y realizó los cursos de piloto, siendo destinado a Marruecos, tierra que le marcaría para siempre. Pero su verdadera vocación eran los hidroaviones a los que pasó en 1950. En 1954 hizo el curso en Estados Unidos de rescate y salvamento en un avión Grumman Albatros, en el que llegaría a realizar 40 misiones de salvamento de náufragos. También participó en la campaña Ifni-Sáhara de 1957-1958. Al crearse el Escuadrón de Fuerzas Aéreas para extinción de incendios en todo el territorio español, en Portugal, Italia y Francia.

En 1981, ya coronel en la reserva, pasó al Archivo Histórico del Aire, en el castillo de Villaviciosa de Odón, donde fue director (1983-1986), abriendolo a todos los investigadores y donde escribió sus mejores obras. Entre ellas, la colectiva Grandes vuelos de la aviación española (1983), que acaba de ser reeditada. Preparó también Cien aviadores de España y remató Entre el añil y el cobalto, los hidroaviones en la guerra de España. En 1997 publicó el delicioso Plumazos de mis alas, con vivencias que van desde el fantasma que tantos creyeron ver en el Atalayón de Melilla, hasta el abastecimiento de zonas inundadas con pavos, con las patas atadas, para que cayeran donde se refugiaban personas hambrientas”.

Juan Manuel Riesgo, director del seminario La conquista española del aire (El País 16 de Abril del 2008)

sábado, 19 de julio de 2008

CONFERENCIA EN EL ATENEU DE BARCELONA


El periodista navarro Manuel Martorell, especialista en el Carlismo de la guerra del 36-39 y de la inmediata etapa que la siguió bajo la dictadura franquista, pronunció el pasado día 4 de abril y en el Salón Principal del “Ateneu de Barcelona” una conferencia patrocinada por “Amics de la Historia del Carlisme de Catalunya” (entidad cultural tan vinculada al Partit Carlí de Catalunya) bajo el titulo “DIEZ IMÁGENES Y UNA GUERRA CIVIL”.

La conferencia se desarrolló, según estaba anunciado, con la estructura del comentario a diversas imágenes previamente seleccionadas. Martorell se refirió a la marginación y estafa sufrida, ya en la guerra, por los carlistas de parte del régimen franquista; a la inequívoca actitud foralista del partido que reflejaba la imagen de la protección al Arbol de Gernika; al no rotundo a la Unificación y sus consecuencias para el Carlismo; a la persecución a la Dinastía Legitima en la persona de Don Javier; a la prohibición de entrar los carlistas los primeros en Barcelona porque el régimen sabía que respetarian y protegerian la cultura y la lengua catalanas; a la resistencia y las persecuciones tras la guerra; a la clausura del Circulo Carlista de Pamplona el 3 de diciembre de 1945, cuando celebraban la liberación de Don Javier tras la derrota del nazismo, con diez heridos entre las fuerzas de seguridad franquistas; y a las consecuencias de la dictadura tanto para el partido carlista como en general para la entera política del Estado.

Tras la intervención se produjo un animado coloquio en el que intervinieron diversos asistentes en un salón plenamente lleno.

El acto fue presentado por la vocal de l´Ateneu, Mina Pedrós, y por el President de l´AHCC, Artur Juncosa Carbonell.

sábado, 12 de julio de 2008

POLVORA DE REY

Es normal emplear los términos “tirar con pólvora de rey” para dar a entender que se está poniendo poco juicio a la hora disponer del dinero público. Lo cual se hace con bastante frecuencia.

El año pasado, y aún antes, los analistas económicos esperaban la llegada de una crísis económica y se hablaba de la necesidad de prevenir la época de vacas flacas. Pues bien, en el pasado mes de septiembre, cuando las crisis inmobiliaria y financiera estaban a la puerta y parecía más lógico adoptar medidas de ahorro y de defensa, el diario El Mundo publicaba que durante meses el Banco de España había procedido a la venta en todo el mundo de 7,7 millones de onzas de oro por un total de 3.500 millones de euros. De esa cantidad se consideraba que las plusvalías ascendían a 2.500 millones.

Según nuestros cálculos, se había vendido el oro a 454,5 euros la onza. Hoy el precio de la onza es de 943 dólares –no hace mucho llegó a rebasar los 1000 dólares- y el euro equivale a 1,57 dólares. Ello quiere decir que actualmente la onza de oro vale 600 euros, lo que supondría que los 7,7 millones de onzas valdrían mas de 4.624 millones de euros y las plusvalías serían de 3.624 millones de euros. Lo que demuestra que las autoridades económicas españolas no han sido muy diligentes ni han obrado como un buen padre de familia. Es decir ni previeron la crisis económica, ni adoptaron la medida de guardar para los tiempos de las vacas flacas, de manera que somos más pobres de lo que podríamos ser en mas de 1.100 millones de euros por una mala gestión de los recursos del Estado.

Tampoco administraron bien los gestores de la Seguridad Social cuando según el Tribunal de Cuentas del Reino, máximo organismo fiscalizador del Estado, nedió a los arrendatarios inmuebles al 29% de su valor en el año 2005, habiendo detectado el Tribunal fiscalizador que las ventas se hicieron con falta de transparencia. Así, se dice en el informa que “en algún caso, este precio llegó a representar únicamente el 29% del valor del mercado, sin que los informes de tasación aportados en el expediente expliciten las circunstancias personales aplicables a cada arrendatario y sin que la Tesorería haya acreditado el cumplimiento de determinados requisitos legales de las enajenaciones de inmuebles, como informes jurídicos previos, o ni siquiera la pertinente autorización ministerial.”

Estos ejemplos nos dan idea de los modos de actuar de nuestras autoridades. Esperamos que en la próxima legislatura se atienda más al bien común de los españoles y se tenga más cuidado en las decisiones de nuestros responsables económicos.

domingo, 6 de julio de 2008

PUES ESTA VEZ SÍ, SR. PRESIDENTE


¿Alguien fuera de Catalunya recuerda aún lo de la “Paz de los Pirineos”?, eso fue en el reinado de Felipe IV, y a los catalanes les robaron una parte muy importante de su tierra, el Rossellò. Tanto y tanto hablar del Tratado de Utrecht en el que, Gibraltar -5 kilómetros de la península- pasaron a manos británicas, y nadie de la vergüenza de esa entrega por la corona española de un territorio de aquella envergadura, de lengua catalana -¿vendrá de ahí el “olvido”?- sin contar para nada con sus habitantes, como quien vende un inmueble a una inmobiliaria con sus viejecitos dentro.

Viene esto como entrada obligada respecto a la digna de pueblo inferior política exterior española de siempre. Y destacamos el siempre poniéndonos la venda antes de la pedrada porque, inevitablemente, alguien de la oposición mayoritaria a lo que ha salido triunfante en las urnas puede de inmediato achacar a Zapatero lo actual y hasta lo de Rocroi. No, ese desastre ha sido de siempre, ¿recordamos el Congreso de Viena? y ya para qué decir el Tratado de Paris, o el reparto de Marruecos, o lo de Ifni tras centenares de muertos, o lo del Sahara…, y la guinda esperpéntica de un ridículo Aznar metiendo al “Reino de España” en una invasión con la importante participación de 700 hombres (aunque bien pensado ¿podemos aportar mas?), lo que hizo que el mando aliado nos adjudicara el control del contingente de El Salvador (lo que motivó el “¡Viva Honduras!”, que seguro recuerdan).

Ahora acabamos de vivir otro capitulo mas de esa inacabable historia. Es lo de la reunión de la OTAN en Bucarest. A Bush le interesaba el tema por dos razones, una para escenificar un “tour de force” frente al envalentonado Putin, y así distraer la atención americana respecto del fracaso de Irak, y otra, en relación con la anterior, afianzar su liderazgo en Europa incluyendo en el club de su servicio particular a Ucrania y a Georgia. No lo ha conseguido, y respecto a Putin, pues éste sigue sacando pecho en plan “tigre de papel”, porque a fin de cuentas, y como quedó demostrado cuando en tan solo 24 horas el imperio soviético se hundió, todo era, y es, mentira, para desconcierto y pesar de la industria armamentística yanqui que se hubo de inventar otras intervenciones para que no bajaran sus beneficios.

Cuando se anunció la reunión en Bucarest, el triste aparato de fontaneria de Zapatero se apresuró a anunciar una entrevista con su jefe, pedida (?), según estentoreamente proclamaron, por el mismisimo Bush. ¿Era verdad?, mejor es pensar que no, porque si después no la ha habido, el “vacile” de la Casa Blanca con el gobierno español sería completo ya que no se produjo tal entrevista. Existe en esta historia una parte indignante, y es que ZP esté buscando desesperadamente hacerse una foto con el que desea que de verdad sea su jefe; está envidioso (!) de Aznar, ¡qué triste!, y además le hacen pupa los ataques de colegio del PP: “¡a nosotros si nos hace caso, y a ti no, panoli!”, todo lo cual es una muestra sublimada de nuestro sempiterno complejo de inferioridad; del de nuestros dirigentes.

Pero a la mañana siguiente de la reunión nos llevamos una gran alegría resumida en una foto: en la convocatoria de Bucarest, un Bush de espaldas se veía asaltado por un bochornoso enjambre de mandatarios de los gobiernos asistentes al encuentro que babeantes le pasaban la mano por el lomo en una escena de servilismo difícilmente repetible, y en primer plano de tal fotografía se podía ver a un Presidente del Gobierno del Reino de España (no sabemos si lo volveremos a decir con tanta satisfacción) que ajeno a aquella vergüenza, aparecía –él solo- leyendo impertérrito unos papeles, y eso después de haber dicho no a Bush (esperemos que de verdad), respecto al incremento de tropas en Afganistán. La derechona del PP, en sus medios habituales, lo presentó como algo humillante, y hasta la prensa cercana al aparato monclovia pasó de puntillas y lo despachó con comentarios “explicativos” de tal soledad. Sin embargo el hecho era muy distinto, Zapatero podía haberse ido al bar a tomarse un “cafelito” o a los lavabos, pero no, estuvo donde debía estar, con absoluta Dignidad, una palabra que mas de uno debería consultar en el diccionario para conocer su significado.

En esta ocasión, ¡enhorabuena, Sr. Presidente!, y un consejo: envie a Moratinos a la Republica del Chad hasta que se jubile allí como embajador. Ud. y todos saldriamos beneficiados. De nada.