domingo, 20 de abril de 2008

CAZA y PESCA


Recordaba recientemente el bien informado de cuestiones “coronarias” Jaime Peñafiel que cuando Juan Carlos acudió por primera vez al Pardo para saludar a su tutor el Caudillo, que por acuerdo con su padre se iba a encargar de su educación para que como sucesor “a titulo de rey” continuase la era franquista, el Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire (muy aficionado a matar tanto en caza como en pesca) le regaló una bonita escopeta, que sería la segunda porque cuando hizo aquél jovencito su primera comunión los miembros de la aristocracia le llevaron como presente –muy propio, por cierto, para aquella ocasión de recibir por vez primera el “pan de los ángeles”- otro instrumento para matar animales como diversión, porque a ver quien puede demostrar que la caza, ya desaparecida su justificación de obtener alimentos, no ha quedado reducida a eso, a una “diversión” (?) difícil, muy difícil tanto de entender como de justificar.

Aquella fomentada afición que se decía era tradicional en la corona (hubo otras “tradiciones” que mejor es no recordar), ha provocado afirmar que “la pulsión por apretar el gatillo parece ser incontenible” en el actual Jefe del Estado, según ha detectado y escrito Jesús Mosterin, profesor de Investigación en el Instituto de Filosofía del CSIC.

Recordar estas cosas ha venido a cuento por lo de la caza de un oso -especie protegida en todo el mundo-, por Juan Carlos en Rusia. ¿Ha sido legal?, suponemos que sí, y además ese es un tema a tratar en ese país, pero el haber saltado el hecho a la información diaria se ha producido porque esa práctica “deportiva” no ha sido en Ciudad Real o Extremadura con unas perdices (como hacía su tutor, que no salía de España, posiblemente por evitar lo que le sucedió a su amigo Pinochet), sino en otro país, con lo que ello conlleva de avión especial, escoltas, personal de servicio particular y protocolario, etc. ¿Quién paga todo eso?. No hace tanto que en el Congreso se hizo tal pregunta y se contestó en oficial salida del compromiso que de la asignación anual a la “Casa Real”. Pues será así, pero ¿dos palacios, con sus dos “casas civiles”, aparte de otros dos de verano, mantenimiento del yate real, parque automovilistico, con todo el personal que ello origina, gastos normales de toda la familia, y además esos costosísimos desplazamientos no solo para cazar, sino a conciertos por toda Europa, compromisos sociales particulares con amigos del “club” monárquico o simples jornadas de compras en Londres por ejemplo, está cubierto por esa asignación?. Los partidos que plantearon el tema se dieron por satisfechos; en definitiva habían cubierto el expediente, y ¡a pasar página!. A fin de cuentas el tema monárquico como institución, debe seguir hibernado, pero ahí, siempre a mano: para la derecha porque si ellos son una casta consolidada o emergente, la monarquía es su referencia y su antecedente consagrado además por Dios y ahora por la intocable constitución, y para la “izquierda” es un necesario tema recurrente que siempre hay que tener en el almacén –útil como los jeans en cualquier armario- para ofrecer a la opinión pública en situaciones en las que el pueblo se harta o plantea problemas: La monarquía, sus personajes “del corazón”, es la adormidera que se le suministra a todo pueblo para seguirlo controlando y que antes era una, según Marx, pero que ahora, en esta época de imagen y la comunicación total, es otra. Pura alienación. De ahí que siempre respecto de la monarquía se pase de puntillas. Muy especialmente respecto de lo que de verdad nos cuesta. Y ocultan, y callan.

Pero nosotros no. Hay que saberlo todo, y que la opinión pública conozca partida por partida, así como cuantos, a donde y el porqué de los viajes al extranjero, y quienes los efectúan, en una pormenorizada, pública y exigible rendición de cuentas. En los países democráticos esa es, dicen, la práctica habitual.

Por cierto, es curiosa la fijación con los osos, porque todos los años hay cacería de esos pobres animales en Rumania o en Rusia. ¿No será una ancestral venganza, genética, por lo que sucedió con aquél lejanísimo miembro de la casta que se llamó Don Fabila?. Ofrecemos este tema especulativo para la reflexión y la investigación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario